Este análisis estudia una nueva perspectiva respecto al acorde de Tristán, que es retomada implícitamente por Debussy en las primeras décadas del siglo XX, y continuada y desarrollada por varios compositores treinta años después. Esta perspectiva trataría de liberar de asunciones exclusivamente armónicas a la composición, la cual se observa también como vehículo susceptible de expresar espacio por medio de la geometría.