Se quejan las masas, es un decir, no hay masas que vayan a la ópera, del Don Giovanni de Mozart y Da Ponte que se ha representado en el Teatro Real bajo la dirección musical de Alejo Pérez y la de escena de Dmitri Tcherniakov. Y al oírlas gritar y pitar antes, durante y al final de la representación, se piensa que o bien se trata de un público adocenado o bien se trata de un público adicto. Pues sino, su reacción no tiene explicación. Actitud que solo causa extrañeza y diversión a un profano que se haya acercado al teatro estos días.
Público adocenado, ya que desde antes de su estreno, cualquiera con un mínimo interés en la ópera, sabía que este montaje había sido pitado y rechazado con anterioridad en el lugar de su estreno, el Festival de Aix-en-Provence. Y los siguientes días solo se hizo que informar sobre los pitidos y el rechazo en el estreno en Madrid. Pitidos y rechazos que se reproducen y recrudecen en el teatro cuando algún que otro aficionado se atreve aplaudir tímidamente alguna de las escenas. Pitidos y abucheos que se mantienen cuando entre escena y escena cae ese inmenso telón negro sobre el que se proyecta el tiempo que transcurrirá entre lo que se ha visto y lo que se va a ver a continuación. Que se intensifican al final de la representación. O un público adicto, porque los adictos buscan con los sucesivos “chutes” tener la misma sensación que la primera vez, la que les enganchó. Sensación que es difícil que vuelvan a tener por lo que todos los “siguientes viajes” les defraudan, aunque les calmen otros síntomas físicos y psíquicos el seguir consumiendo. En este caso la memoria musical de su grabación favorita de la obra en CD no ayuda a apreciar lo que le están dando. Hay que preguntarse dónde estaban estos públicos entendidos que no pitaron ni abuchearon la propuesta de Hanecke del Cosí fan tutte, montaje que sí violentaba el espíritu de Mozart y Da Ponte.
Porque la propuesta de Tcherniakov es, ante todo, una propuesta clara sobre Don Giovanni para públicos actuales. Donde el deseo libidinoso, carnal y depredador, no es más que una tragedia. No hay libertad que valga, por mucho que se la cante, si uno está sometido a sus propios deseos. Solo hay tragedia y desgracia. No muere, pues, en este montaje el gracioso libertino Don Juan que tanto interesa y divierte. Sino que lo matan, como única forma de sobrevivirle y de sobrevivirse, todos los que de alguna manera también lo desean a él o ser como él pero quieren ante todo, vivir. Aunque esta alternativa tampoco parezca vida. Y si esta tragedia se puede entender y explicar en tan poco espacio es porque el director de escena es tan preciso y contundente como un poema. Y exige, con esos cortes drásticos entre escenas provocados con la caída espectacular del telón, reflexión inmediata sobre lo que se acaba de ver y oír en escena y genera una expectación sobre lo que sigue, silencio que antecede a lo que es posible. No deja al público llevarse por la superficie, sino que le exige atención a lo que sucede en el teatro, pero sobre todo, atención a sí mismo, a cómo se siente, a cómo es. Introspección. Y somos feos. Carne, sujeto y objeto de estadísticas y de mentiras, tanto propias como ajenas. Viva la libertà!
No se podría comprender este montaje sin el tándem que se ha formado con Alejo Pérez que hace sonar en Mozart disonancias que hacen pensar en la más cercana contemporaneidad musical. Y en la elección de voces. Voces diversas, no atimbradas en el mismo registro. Mezcladas como podrían encontrarse en el mundo real. Con el imposible objetivo de intentar que la música y la palabra se oigan como si fuera la primera vez, ahora que en el mundo la reproducción del canon se encuentra disponible en el comedor de casa a un clic de ratón.
Claro que la propuesta tiene sus defectos. Como que una vez dada con la clave en el primer acto Tcherniakov se relaje en el segundo, olvidando, por ejemplo poner en escena una imagen del Commendadore cuando Don Giovanni le indica a Leporello que ve la escultura de dicho comendador moverse. O que la orquesta empaste el sonido, también en el segundo acto. O que Ainhoa Arteta grite su papel, cosa que desaparece cuando la escena le exige una posición que le quita algunos decibelios y dota de expresividad, de canto y cuento, a su voz gracias al gesto, a la actuación. Cosas que no le pasan a Christine Schäfer que logra en cualquier postura dar dicha expresividad a su canto y al texto y la música pese a la crítica que no la ha tratado bien ¿dónde tendrían puesto el oído? Lo mismo que el resto de cantantes con Mojca Erdmann, Zerlina, a la cabeza. Y la excepción de Don Giovanni, al que no le alcanza la voz, aunque tampoco se sabe muy bien, pues la construcción del personaje está condicionando cómo se lo percibe como cantante.
Virtudes y defectos que se asumen con responsabilidad, al llevar la propuesta, tanto escénica como musicalmente, a sus últimas consecuencias. No dando tregua. Puede ser que sea eso lo que se pite. Lo que se abuchee. Ahora que se vive en y se nos ha acostumbrado a un mundo sin responsables. Tiempos irresponsables y de irresponsables. Tiempos gobernados por deseos indeseables. Tiempos que necesitan violentar a Mozart y Da Ponte con el objetivo de hacernos imaginar, es decir, de hacernos pensar. Parafraseando a Goethe se podría decir que pitar y abuchear es fácil, imaginar difícil, y obrar de conformidad con lo imaginado incómodo[1]. Y esta es una sociedad del confort, de lo confortable que no está dispuesta a expandir sus experiencias, su conocimiento y, por tanto, su capacidad de actuar, de intervenir, a menos que sea para mantener y mantenerse en su reducido campo de acción. Lugares pequeños y bajo control. Tratando de meter a todos en esos lugares donde ya no se cabe, donde ya no se puede respirar, donde la ópera solo puede ser una respiración asmática, tal vez agónica, y los silencios un espacio para toses.
Notas
[1] Esta frase parafrasea la frase que encabeza el programa de toda la temporada 2012-13 del Teatro Real perteneciente al libro Los años de aprendizaje de Wilhem Meister de Goethe: “Obrar es fácil, pensar difícil, obrar de conformidad con el pensamiento incómodo”.
Referencias
- Web oficial de Don Giovanni del Teatro Real (en español)
- Vídeo sobre el montaje de Don Giovanni en el Teatro Real (en español)
- Conferencia de José Luis Téllez sobre Don Giovanni (en español)
- Playlist en YouTube de Don Giovanni en el Festival Aix-en-Provence 2010 (en italiano con subtítulos en alemán)
- Libreto de Don Giovanni en Kareol (en italiano y español)
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