A finales del pasado año tuvimos conocimiento de la aparición de un CD de la casa Verso que tenía como prota- gonista la obra para piano de la nueva generación de autores españoles, con una representación relevante de éstos, y que agrupados bajo el título “Visiones: Compositores para el siglo XXI”, nos presentaba el pianista Mario Prisuelos.
El título del registro –además de ser el de la obra de Joan Magrané, que ocupa las últimas tres pistas- quiere sugerir un recorrido por algunos de estos autores nacidos entre 1975 y 1988, que pertenecen a la generación de compositores más reciente del panorama nacional, si bien alguno de ellos tiene una bien asentada carrera internacional, como es el caso de Hèctor Parra.
Mario Prisuelos nos muestra no sólo una técnica compacta y unas dotes interpretativas de gran nivel, sino también la inquietud necesaria para generar un fuerte compromiso con la música que interpreta. Un músico de su tiempo no únicamente porque se ocupe de los autores de su generación, sino porque se sumerge en su música de una manera auténtica y comprometida. Con él charlamos sobre éstos y otros asuntos en la entrevista que presentamos a continuación:
En el libreto de “Visiones” Alberto González Lapuente ya advierte de la poliédrica situación que vivimos, estilística, de lenguajes…, y lo hace citando un texto del también crítico Armando Gentilucci, de la ya alejada década de los 80 del siglo pasado. Este CD, ¿tiene vocación de muestra, de hacerse eco de esa variedad estilística, de planteamientos, de libertad en el uso de lenguajes, algo que sin duda caracteriza nuestro tiempo?
No cabe duda de que actualmente existe una variedad de estilos muy significativa que hace que cada compositor plasme su mundo sonoro sin ningún tipo de ataduras utilizando todos los recursos que han ido emergiendo en las últimas décadas con una libertad total. El CD es quizá una consecuencia natural de esta situación.
En este mismo sentido, ¿cómo te sientes en ese “magma” de voces creativas? Me da la impresión de que sumergirse en él desde la interpretación implica eludir determinados prejuicios, y esto no siempre es fácil, incluso en nuestra época.
En este sentido soy muy honesto e intento sumergirme en obras que me apasionan sin reservas, bien sea desde un punto de vista más emocional o con algún aspecto más intelectual. En compositores de una cierta generación más joven el tiempo aún no ha determinado ciertas pautas de filtrado por lo que muchas veces como intérprete necesitamos, obviando una calidad artística, una cierta dosis de intuición y de valentía a la hora de elegir.
Pollini y otros grandes pianistas nos hablaron hace mucho sobre la necesidad de observar la música del pasado y del presente como en una especie de vasos comunicantes. ¿Crees que se puede interpretar bien música del pasado sin conocer y haber trabajado la del presente? Y viceversa, ¿es posible interpretar música contemporánea sin conocer el llamado “gran repertorio” (y me refiero igualmente al del siglo XX)? Al fin y al cabo, no conviene obviar que quien va a escuchar una u otra pertenece sin remedio a un tiempo concreto, el nuestro…
Pero no sólo es así; a pesar de haber grandes diferencias estéticas entre obras musicales muy distantes en el tiempo, existen a la hora de interpretarlas –en mi opinión- una serie de elementos comunes que hacen que la interpretación de un repertorio más antiguo y otro más actual se conecten sin ningún género de dudas. Hablar de comunicación, tensión expresiva, tempo, respiración, timbre, etc., son elementos necesarios igual para una sonata de Beethoven como para una obra de Jesús Torres, para comunicar con el público y hacerle llegar las ideas musicales en su más alto grado expresivo.
Volviendo a los compositores que recoge el CD, da la impresión de que has adquirido un compromiso firme para que su música se escuche, programándolos regularmente en tus conciertos (al menos a algunos de ellos). Hay ejemplos históricos de implicación de intérpretes con autores concretos de su tiempo, pero da la impresión de que ésta podría resultar hoy más complicada, dado los tiempos que corren. ¿Cómo ves el panorama actual en este sentido? ¿Cómo se convence al programador del valor de la música de nuestro tiempo, de la de autores todavía no consagrados?
En este sentido creo que todos los músicos deberíamos sentir la necesidad de difundir la música que se hace en nuestros días como ha ocurrido a lo largo del tiempo. Personalmente no tengo una sensación de especialización en el repertorio actual ya que interpreto en mis conciertos repertorio de todas las épocas. Lo que sí ocurre es que me apasiona interpretar y presentar obras al gran público escritas hoy en día y cierto que en los últimos tiempos dedico gran parte de mi tiempo y energía en esta línea. Todo esto ocurre asímismo como consecuencia de un trabajo intenso de años con los propios compositores que tenemos la suerte de que nos pueden transmitir a los intérpretes las sensaciones que luego directamente mostraremos al público.
Desde tu percepción como intérprete “viajado”, ¿cómo se ve la música española actual fuera de nuestro país? Da la impresión de que todavía queda un trecho por recorrer…
Pienso que el nivel creativo en nuestro país es muy alto, y me he encontrado un gran respeto por nuestra música. He tenido el placer de mostrar el trabajo de nuestros compositores en multitud de salas fuera de España y la respuesta siempre ha sido impresionante. Siendo difícil generalizar, es cierto que hay mucho trabajo por hacer en algunos aspectos de nuestro entramado musical como son la educación musical, cierto tipo de gestión, políticas de apoyo público y privado, etc., pero hay algunos prejuicios que deberíamos eliminar y creer más en el nivel actual tanto de intérpretes como compositores. Hay intérpretes haciendo carrera o perteneciendo a importantes orquestas europeas o compositores colaborando con importantes festivales o concursos internacionales.
Una de las piezas del CD, “Videns” de Alberto Carretero, está escrita para piano y electrónica. Actualmente se puede decir que la electrónica y los nuevos medios tecnológicos de diferente índole son una realidad que a nadie sorprende encontrar en un concierto. ¿Cómo ves esta relación entre el piano y la electrónica, tanto la que se da en tiempo real como la pregrabada? Recuerdo una conversación con Alberto Rosado en la que comentábamos que quizá el futuro del concierto para piano estaba en la sustitución de la orquesta por la electrónica…
La electrónica, amplificación u otro tipo de recursos tecnológicos es algo con los que los compositores más jóvenes conviven de una manera natural. En ese sentido me parece muy interesante cómo a estas altura, como ocurre en el caso de Videns de Alberto Carretero, la electrónica no suele ser impuesta en la obra dando la sensación de un elemento añadido, si no que tiene una función expresiva perfectamente unida a las sonoridades del piano. Lo que es cierto que la electrónica abre un mundo de sonidos que en un concierto pueden ser de una fuerza extraordinaria.
En un tiempo (no muy lejano), se habló mucho de que la escritura para el instrumento debía ser ineludiblemente “idiomática”. Es evidente que una buena escritura siempre contemplará su interpretación y su adaptación al medio instrumental, pero esta idea se llevó quizá algo más lejos, mezclándose con otra: la de un concepto expresivo que aludía claramente a la tradición clásico-romántica. ¿Cómo ves este asunto? ¿Crees que existen diferentes formas de observar lo “idiomático” o lo expresivo desde nuestra perspectiva actual?
A estas alturas es cierto que para algunos compositores la escritura “idiomática” como la hemos entendido hasta ahora o como la tradición nos enseña sienten que no encaja del todo con su mundo sonoro. Personalmente reconozco que me encuentro más cómodo en una escritura que se entienda bien con el instrumento. Sin embargo, encuentro numerosos casos en los que se traspasan esos límites con un fin expresivo y de un alto grado de comunicación. En esos casos, superados ya conceptualismos o teoricismos, me interesa mucho y de hecho lo pongo en práctica, y manejo futuros proyectos al respecto.
Para terminar, ya desengrasando un poco, cuéntanos algo de tus próximos proyectos. ¿Habrá nuevas grabaciones próximamente? Conciertos, seguro que sí.
En unos días estoy estrenando Bitácora de Hermes Luaces, un proyecto interdisciplinar muy personal en el que ha unido música, danza, imágenes, electrónica, poesía… Próximos conciertos con recitales en Madrid, Mallorca, Sevilla o Vigo y fuera de España en Israel o conciertos en Estados Unidos. Me apetece volver a encontrarme con el violonchelista Guillermo Pastrana en próximos meses en diversos festivales, el más cercano en Marzo en el Festival de Arte Sacro de Madrid. Y una nueva grabación está dando vueltas pero aún no avanzo nada…
Información
Visiones: Compositores para el siglo XXI
Mario Prisuelos, piano
Verso VRS 2120
1 CD
01-05. Invernal / Mario Carro (1979) [7:55]
06. Impromptu / Mario Carro [6:38]
07-10. Quatre miniatures / Hèctor Parra (1976) [6:58]
11. Videns, para piano y electrónica / Alberto Carretero (1985) [10:48]
12-14. Preludios / Hermes Luaces (1975) [14:14]
15. Cococha num. 2 / José Minguillón (1979) [8:37]
16-18. Visiones / Joan Magrané (1988) [13:13]
Referencias
- Web de Mario Prisuelos
- Web de Mario Carro
- Web de Hèctor Parra
- Web de Alberto Carretero
- Tumblr de Hermes Luaces
- Web de José Minguillón
- Web de Joan Magrané Figuera
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