Cuando en música contemporánea hablamos de obras concertantes o de conciertos para un instrumento debemos señalar un cambio importante que, a nuestro juicio, se ha producido en las últimas décadas. Si las vanguardias de los 50-60 del pasado siglo se concentraron en la investigación y desarrollo de técnicas avanzadas sobre el instrumento, no es menos cierto que el concierto tradicional -en el que el instrumento se contrapone y dialoga con la orquesta- quedó relegado a propuestas asociadas con la tradición y a autores que se vinculaban más o menos claramente con ésta. Sin embargo, a partir de los años 80-90 comienzan a componerse obras que recuperan esta dualidad que conlleva el virtuosismo idiomático del instrumento a solo y la masa orquestal o el ensemble formado por un número considerable de intérpretes. Obviamente, esta recuperación de las convenciones consolidadas plenamente en la época romántica y disueltas a mediados del siglo XX no es posible verla como una dirección única. Cada autor tiene su propuesta y serÃa poco riguroso intentar una interpretacion unitaria de planteamientos muy diversos entre sÃ.
En este sentido pensamos que deben observarse las obras de Miguel Gálvez-Taroncher (Valencia, 1974) tratadas en este artÃculo. Lejos de poderlas catalogar como “retornos” a un sentido tradicional del concierto, indagan en algunos aspectos de esa dualidad entre la escritura concentrada en el instrumento y su contraposicion en la masa sonora de la orquesta o el grupo instrumental. Se trata de una selección en la que conviven dos instrumentos y un concepto tÃmbrico: el violÃn -interpretado por Irvine Arditti- y el clarinete bajo -a cargo de Carlos Gálvez-Taroncher-, y la concepción de la orquesta como “instrumento de instrumentos”, en la que encontramos los casos más paradigmáticos y conocidos en los compositores del Este de Europa, especialmente Bartók, LutosÅ‚awski y Ligeti.
La primera de las obras que nos presenta este CD editado por el Instituto Valenciano de la Música (IVM) tiene por tÃtulo Konzert für Violine: “Llama de amor viva” y está escrita para violÃn y orquesta sinfónica. Una primera referencia llama la atención, la literaria, vinculada a los textos poéticos de San Juan de la Cruz, al que Gálvez-Taroncher rinde homenaje en esta partitura. Y lo hace desde un evidente interés por lo lÃrico, que aparece a través de una concepción de lo melódico en clara referencia a la sensualidad y a la sencillez de la lÃnea, que se expone al comienzo de la obra. Sin embargo, el discurso del inicio de la pieza es enseguida expuesto a los contrastes, tanto en el propio instrumento solista como en la orquesta, en un juego en el que se entrelazan la simplicidad alusiva a la mÃstica del poeta renacentista y la complejidad de una escritura en muchos casos cercana al virtuosismo en sentido “clásico”. El preocupación por lo expresivo recorre los tres movimientos en los que se estructura la obra, en ocasiones con gestos que nos sitúan en el vértigo, el proceso climático y la sensación cadencial, pero también en los espacios estáticos (como se evidencia en el segundo movimiento) o en la alusion a la danza (en el caso del tercero). Una obra en la que el violÃn es tratado “idiomáticamente”, sin adentrarse en el repertorio del ruido o en el territorio microtonal -caracterÃsticas propias de muchas obras de nuestro tiempo-, pero que indudablemente denota un excelente dominio técnico sobre la escritura del instrumento por parte del autor.
La segunda obra, Konzert für Orchester, se inscribe -como hemos dicho- en la tradición de las obras con planteamiento cercano a las homónimas de un Bártok o un Lutoslawsky (quizá menos de un Ligeti), y parte de un planteamiento estático del discurso para ir elaborando, como en la anterior obra comentada, momentos climáticos explÃcitos y de gran poder expresivo. La obra está estructurada en dos movimientos, y es precisamente en el último en el que Gálvez-Taroncher despliega una paleta orquestal más rica, manteniendo una gran tensión dramática que desembocará en una frenética sección final en la que el ritmo toma la palabra para construir una conclusión que se deshace repentinamente en un pasaje evocador de lo suspensivo y de gesto inconcluso (no en vano, el propio autor la considera work in progress).
El CD se completa con el Konzert für Bassklarinette, obra distanciada de las dos anteriores no tanto por el hecho de estar escrita para una plantilla instrumental más reducida, sino por el carácter del material sonoro y el punto de partida conceptual, en el que conceptos provinientes del interés del autor por la astrofÃsica (aceleración, gravedad, transformación, masa, interacción, espacio-tiempo, simetrÃa, energÃa…) construyen una base de trabajo en la que, sin embargo, se percible una clara intención de eludir el discurso “cientifista” en favor de la intuición y la preocupación por una trascendencia de viso lÃrico. AsÃ, después de una primera sección en la que el clarinete bajo se muestra con un tratamiento casi expresionista, la obra se sumerje -en la segunda- dentro de un proceso estático, mentenido en el tercer segmento que aparece sugerido por una serie de jaikus. El final de la obra retoma la violencia inicial y la situación de contrastes. Las diferencias de Konzert für Bassklarinette con las dos primeras obras que el registro nos propone se extienden también a cómo Gálvez-Taroncher se plantea la presencia del solista, alejado en este caso de cualquier imperativo virtuosÃstico. Sin que la composición adolezca de este aspecto (y tomando el término “virtuosismo” de una forma amplia), el compositor se mueve con soltura en los dos mundos: el de una escritura instrumental intrincada y el de una expresión más poética y evocadora. En este aspecto, pese a ser una obra escrita con anterioridad al las otras dos, parece ya evidenciar seguridad compositiva en el autor.
La interpretación orquestal de las dos primeras piezas -a cargo de la Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana (JOGV), dirigida por la ya experiencia de la mano de Galduf- demuestra el excelente nivel de los jóvenes músicos en nuestro paÃs, y del acierto de crear y mantener este tipo de propuestas asociadas a la formación del músico. Respecto a los solistas, el británico Irvine Arditti -fundador del emblemático cuarteto que lleva su apellido- se desenvuelve a la perfección en el lenguaje del compositor, haciendo brillar el papel del instrumento; sin embargo no se queda atrás el clarinetista Carlos Gálvez Taroncher, que realiza una excelente interpretación del Konzert für Bassklarinette, apoyado eficazmente por el Ensemble Espai Sonor conducido por Voro GarcÃa.
En cuanto a la iniciativa editorial, nunca dejaremos de insistir en la necesidad de mantener y potenciar este tipo de impulsos públicos en favor de la creación musical contemporánea, más en unos tiempos en los que el paso de la crisis parece servir para dejar en estado raquÃtico toda propuesta que implique un desembolso dinerario. En España, al menos hoy por hoy, la dependencia de lo público alcanza de lleno a la música antigua, clásica y contemporána, por lo que cada proyecto que logra salir adelante deberÃa ser motivo de elogio, a la vez que una señal de la importancia de que las instituciones mantengan el pulso y un compromiso verdadero con el arte y la cultura.
Información
Konzert für Violine “Llama de amor viva”; Konzert für Orchester; Konzert für Bassklarinette. Miguel Gálvez-Taroncher
Irvine Arditti (violÃn), Carlos Gálvez Taroncher (clarinete bajo); Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana, Ensemble Espai Sonor; Manuel Galduf y Voro GarcÃa (directores).
Institut Valencià de la Musica. Patrimonio Musical Valenciano Actual 007 (PMV ACTUAL 007).
Konzert für Violine “Llama de amor viva”
01. I [8'45"]
02. II [4'03"]
03. III [9'33"]
Konzert für Orchester
04. I [5'43"]
05. II [7'25"]
Konzert für Bassklarinette
06. [13'59"]
Referencias
- Web oficial de Miguel Gálvez-Taroncher
- Irvine Arditti en la Wiki
- Web oficial de Carlos Gálvez Taroncher
- Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana
- Ensemble Espai Sonor
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