Recuperar algo que la memoria colectiva debería recordar

El artículo que presentamos quiere ser una llamada de atención hacia el estudio, conservación y divulgación del patrimonio musical tradicional en nuestro país, no sólo como vía de preservación museística de ese legado cultural, sino también como forma entender nuestra propia identidad y las diferencias con otros grupos culturales.

L20100915_recuperar-memoria-colectiva_EMartinezGonzalezos elementos de nuestra cultura han adquirido en los últimos años un protagonismo especial a la hora de establecer actuaciones de desarrollo social y económico, especialmente en las pequeñas comunidades del medio rural.

Estos aspectos hasta hace pocos años no eran contemplados en los Programas de Intervención de las Administraciones públicas, como es todo lo referido a los bienes materiales o inmateriales representativos de las formas de vida y de las estrategias culturales de un grupo social, en un espacio y en un tiempo determinado.

Es evidente la necesidad y posibilidades que encierra el tipo de estudios y enfoques sobre nuestro Patrimonio Etnográfico, como elemento vivo y representativo de los habitantes que forman una comunidad y, en consecuencia, como signo que nos identifica a todos como integrantes y sujetos activos de ese legado cultural. Estudiarlo, comprenderlo y difundirlo nos permitirá conocernos mejor y, a la vez, entender y asumir las diferencias con otros grupos culturales, desde el punto de vista etnográfico y antropológico.

La gran importancia de esta recuperación, en el caso de Música Tradicional, se debe a que actualmente estamos viviendo una pérdida irreparable de Canciones Populares por cese de la Tradición Oral. Esto se deriva de diversas circunstancias, como pueden ser:

La emigración de población de los pueblos a las ciudades. Hasta hace no mucho tiempo, la mayoría de la población vivía en zonas rurales y en pequeños o medianos núcleos urbanos, dedicándose a trabajos del campo y a otros muy cercanos a éste. Todo esto posibilitaba el conocimiento de todo el entorno natural y una buena relación con él. Hoy en día la mayoría vive en zonas urbanas, desarrollando tareas muy mecanizadas y especializadas, de manera que han surgido formas de vida muy alejadas de la naturaleza.

En gran medida y como consecuencia de ello, también han cambiado las formas de vida familiares y sociales; de modo que hoy en día no se dan esas condiciones de transmisión que han posibilitado la continuidad de gran parte del patrimonio cultural. Por ejemplo, los cambios en los trabajos o en maneras de trabajar han supuesto una pérdida de “funcionalidad” de las canciones; los padres no han cantado más a sus hijos los temas que entonaban segando, en la vendimia, de pastoreo, etc.

Entonces se puede decir que uno de los cambios más importantes que se han dado en los modos de vida de la sociedad “moderna”, es la relación intergeneracional. La relación cotidiana existente anteriormente entre las generaciones ha sufrido un gran retroceso, de manera que “ese cordón umbilical” de la transmisión del conocimiento general, acumulado en el “saber popular colectivo”, ha quedado seriamente dañado.

Se producen por tanto nuevas formas de transmisión en el marco actual, ya que el contexto y los sistemas de transmisión del saber y de la cultura popular, han cambiado radicalmente. Por ejemplo podemos hablar aquí de la influencia de la música comercial de hoy en día; los ciudadanos que no están motivados, orientados o enseñados a escuchar los diferentes tipos de música existentes, sólo escuchan y valoran los temas de moda repetidos e impuestos una y otra vez en TV, radio, discotecas, Internet, etc., despreciando y rechazando el resto. Aquí las canciones tradicionales “no salen muy bien paradas” en el colectivo de niños, adolescentes y jóvenes; bien por desconocimiento (sus padres no se las transmiten porque las han olvidado, no las han conocido o tienen otras ocupaciones), o bien por considerarlas “carcas” y obsoletas en su nueva forma de vida.

Sin embargo sí existe otro colectivo, el de las personas mayores o ancianos, que está considerado como el máximo representante de un tipo de conocimiento basado en la acumulación de experiencias; siendo por tanto la edad determinante para esa acertada combinación de inteligencia y pericia.

Ellos son los mejores conocedores y guardianes de estas canciones; el único testimonio aún vivo de “la memoria colectiva”, en un momento en que dicha memoria se está perdiendo por falta de cultivo en su “hábitat natural”. Por todo ello, se merecen un gran respeto, así como a sus preciados recuerdos.

Teniendo en cuenta estos aspectos, vemos como las Canciones Tradicionales han dejado de cantarse y hoy día, solo se conservan en el recuerdo de esas pocas personas, por lo general, de avanzada edad. Solamente en ocasiones determinadas, las canciones se salvan, debido a que son recogidas por investigadores y recopiladores, y pueden pasar a cancioneros y grabaciones, aunque ya totalmente fuera de su contexto auténtico.

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