ANEMOS hace referencia a los dioses griegos del viento, aunque, en este caso, el vínculo se establece de forma más consistente con la obra de Francisco Guerrero Anemos C, que es la que –a modo de homenaje- presta su nombre a esta iniciativa discográfica, sin duda una de las más importantes surgidas en nuestro país. Pero ¿qué está ocurriendo en España con la música contemporánea y la industria discográfica (o, al menos, con las iniciativas discográficas)? En un momento en el que toda la artillería pesada de la anti-piratería dispara sus quejas en forma de estadísticas de descargas ilegales y de cuantiosas pérdidas económicas para la industria, van y se plantan unas cuantas iniciativas que se fundamentan sobre un planteamiento –la difusión de la música contemporánea española- que corre el serio riesgo de ser deficitario (apuntamos al tema dinerario exclusivamente; los réditos en la cultura pertenecen a otro contexto). Nos referimos a otras dos iniciativas que, como ANEMOS, se encaminan al mismo punto: el acuerdo firmado entre Caja Madrid y el sello austriaco Kairos para realizar una serie en torno a compositores españoles; y la iniciativa de la Fundación BBVA con el sello español Verso y el alemán NEOS, que se está traduciendo en una fructífera colección de CDs también de autores españoles de nuestro tiempo. Si nos fijamos, existe un denominador común en estas propuestas: todas provienen de colaboraciones. El esperado ANEMOS responde al feliz encuentro entre la parte pública el INAEM (Instituto Nacional de las Artes Escénicas), el esmero editorial del sello Glossa y la cobertura indudable que proporciona una distribuidora y comercio discográfico como Diverdi. En los otros dos casos mencionados son sendas fundaciones de la banca las que, unidas a las discográficas, ponen en marcha los proyectos.
Pero centrémonos en lo que nos ocupa, el nacimiento de ANEMOS. Hemos calificado como “feliz encuentro” esta iniciativa porque –por fin- se produce en España lo que en otros países europeos viene desarrollándose desde hace mucho tiempo, donde los casos francés y finlandés son quizá los más espectaculares, aunque otros como el sueco (Phono Suecia, Edition Suecia), no quedan demasiado atrás. Es decir, se trata de un proyecto que une a la administración –en este caso el Ministerio de Cultura con el apoyo lógico del INAEM- y a dos empresas de ámbito privado, las mencionadas Glossa y Diverdi. Un círculo perfecto: la potencia del apoyo oficial, el prestigio del sello cuidadoso (podríamos decir de Glossa que es algo así como la Siruela de los discos), y la experiencia y compromiso de una casa como Diverdi, bregada como pocas en el arte de lograr “fidelizar” (palabra sacrosanta en el mundo actual) al melómano inquieto que busca, en el sello independiente, lo que las grandes discográficas dejaron de hacer hace ya años. Y el acierto está, además de en esta unión, en algunos aspectos referidos a cómo se ha abordado el proyecto.
Destaca, por ejemplo, la presentación de la serie, en forma de disco-libro. Un diseño pensado y cuidado al detalle, donde el diseñador Valentín Iglesias propone “un punto de partida, no un destino”, colocando en la sobrecubierta una serie de motivos que aluden gráficamente a la temática de cada obra musical, motivos que –en forma de adhesivos- serán colocados en la cubierta por el propietario del disco-libro de la manera que libremente disponga. Así se obtiene un producto donde –como indica Iglesias- “el diseñador se hace a un lado para dejar espacio al propietario del disco y que sea éste quien tenga la última palabra de cómo quiere que sea”. Como decimos, una propuesta novedosa que denota el interés por hacer un producto que va más allá de un simple acto de compra y escucha. Pensamos que es un ejemplo de cómo el mero producto comercial pasa a convertirse en juego creativo, un paso interesante que –además de atractivo para el comprador- resulta coherente con el contenido que se ofrece. Quizá si abundaran ideas de este tipo, donde se ofreciese al destinatario algo más que unos Mbytes de música convenientemente empaquetada en celofán, existirían alternativas más claras a la evidente e imparable disolución de la gran industria del disco, atacada por la implacable piratería, consecuencia lógica de la necesidad de conocimiento de una sociedad que se sustenta sobre el monstruo de la información (y que muchas veces no puede pagársela o no quiere pagar por lo mismo varias veces).
Otro aspecto a destacar de la colección es el alto nivel de los intérpretes, entre los que encontramos nombres como el Cuarteto Arditi, Ensemble Residencias (Trío Arbós + Neopercusión), Stefano Scondanibbio, Grup Instrumental de València y Jordi Cervelló, Taller Sonoro, Drumming, Luzerer Sinfonieorchester con Daniel Johanssen… Un plantel internacional muy acreditado, todos ellos con un recorrido muy importante en la música de nuestro tiempo, y que dotan a estos registros iniciales de la serie de la solidez imprescindible para convertirse en referencia. Y nos gustaría resaltar precisamente la cuestión de la internacionalidad de los solistas, grupos y orquestas que aparecen en la colección, ya que es prueba irrefutable del creciente interés que la música española suscita fuera de nuestras fronteras.
¿Están todos los que son? That is the question…
Un aspecto que siempre resulta polémico a la hora de plantearse una recopilación o una colección de tipo antológico es la selección de los autores que deben aparecer. Más problemático cuanto más se pretende abarcar. En este caso, la temática es especialmente compleja, ya que su delimitación se encuentra en el criterio geográfico y temporal (España y siglos XX-XXI). Sacamos este problema a colación porque nos parece que sí es un aspecto esencial, que debería ser motivo de observación y –si es necesario- de debate, no por mero ejercicio sistemático de crítica, sino como vía para tomar la temperatura del proyecto y observar cómo éste se va desarrollando en el tiempo. Resulta obvia la dificultad que esta selección supone en el contexto creativo actual de nuestro país. El nivel de nuestros autores es, sin lugar a dudas, perfectamente asimilable al de cualquier otro país europeo. Por tanto, la elección de quién debe aparecer y en qué orden, va a ser tarea difícil para los gestores de la iniciativa. Pero dejemos que el tiempo y los nuevos registros que vayan apareciendo nos vayan mostrando esta perspectiva.
En este caso, los cinco primeros volúmenes están plenamente justificados por la importancia y repercusión de los autores. Francisco Guerrero, Mauricio Sotelo, César Camarero, Jesús Rueda, Cristóbal Halffter y José María Sánchez-Verdú, resulta un abanico de nombres que una colección de este tipo no podría obviar, y que parece ir por el camino de la mixtura generacional. Y como éstos, con la variedad estilística y de personalidades que este conjunto de primeros CDs nos muestra, se nos ocurren –cuando menos- una centena más. Por tanto, esperamos que la selección siga la senda de la calidad y que vaya mostrando de una manera razonable el amplio panorama creativo español. Si el verdadero objetivo de un proyecto antológico es dar a conocer la música que se hace en un país, parece necesario observar con atención en todas direcciones, para no dejar en el tintero ningún valioso diamante.
Ahora bien, para que sea posible llevar a cabo un criterio en el que prime la muestra panorámica de la creación actual resulta imprescindible que ANEMOS sea realmente una iniciativa consistente y duradera. De momento, parece que sí. Confiemos en que, por fin, una propuesta vertebradora como la que se ha presentado dé frutos más allá de lo coyuntural y se convierta en verdadera referencia cultural. Como decimos, en estos primeros pasos, su aspecto parece más que saludable.
Para ir finalizando, una aclaración. Es posible que el lector haya observado que no hablamos en este artículo de las obras de estos primeros cinco registros. No era el objetivo principal, habida cuenta que ya son composiciones, en su gran mayoría, lo suficientemente conocidas y disfrutadas en diversos foros. Y de las que –además- existen ya buenas referencias en otras reseñas, como la de José Luis Téllez en el boletín de Diverdi (cuya versión PDF es accesible on-line) o la de nuestros colegas de Mundoclásico.
Y, por último, una crítica directa: salvo en el caso de Diverdi, en cuya web se encuentran sin ningún problema todos los CDs de la colección, ni en Glossa ni en el INAEM hemos logrado unos resultados de búsqueda fructíferos. Desde nuestro punto de vista, en un proyecto de este tipo, que siempre va a necesitar dosis doble de esfuerzo promocional (y, seamos justos y objetivos, sí la ha tenido en su presentación mediática), es especialmente importante cuidar que el destinatario encuentre fácilmente la información (incluso, se nos ocurre que no estaría de más una web específica para el sello…). De lo contrario, se corre el serio riesgo de que una vez pasada la presentación y promoción inicial, la iniciativa vaya haciéndose transparente. Bajar la guardia en este sentido podría hacer naufragar la solidez lograda en otros aspectos. No sería la primera vez que ocurre…
Referencias
Etiquetas:Composición, Contemporánea, Música española
Otros Artículos