Krater Ensemble: Dos/Bi, inmersión en la música contemporánea

Entrevista del musicólogo Pedro Ordóñez Eslava a los compositores Aurélio Edler-Copes e Iñaki Estrada, con motivo del estreno de sendas obras dentro del ciclo Dos/Bi, A contemporary music inmersion, una propuesta de este ensemble donostiarra.

20130615_krater-ensemble-dos-biNadie nace abstracto, realista o conceptual. Se tiene una creati- vidad y ésta se desarrolla en el campo que a uno más le interesa –interesa- en todos los sentidos… El españolito que quiera hacer pintura americana que la haga… Quien quiera pintar como de Kooning que lo haga y el que quiera pintarle claveles a la morena de mi copla que se los pinte, pero por favor, no molesten con estúpidas ironías a los que están en su sitio, es decir, pintando como exigen los tiempos que corren y de acuerdo con su gene- ración”[1].

Podríamos cambiar el verbo pintar por componer, según nos interese, o, sencillamente, por el verbo crear. Así es, los artistas de hoy deben crear “como exigen los tiempos que corren y de acuerdo con su generación”. Sería posible discutir aquí la pertinencia de hablar precisamente de “generación”, o polemizar sobre cuál es el lenguaje, técnica o procedimiento que exigen los tiempos actuales, si es que hay solo uno.

Respecto a lo primero y más allá de los grupos que se reúnen en torno a manifiestos estéticos o exposiciones asertivas de cualquier índole –cosa que últimamente ha ocurrido quizás con la denominada musique saturée de Raphaël Cendo y Franck Bedrossian-, no creo que exista hoy día la posibilidad de hablar de una generación de compositores –si nos limitamos a hablar de la creación musical contemporánea- que puedan reunirse bajo el abrigo estético de una generación. Quizás nos falte perspectiva histórica para ello.

No nos falta amplitud de ángulo, antes al contrario, para asegurar, respecto a qué exigen los “tiempos que corren”, que no existe una única técnica –algo obvio por otra parte- que responda a esta demanda de lo contemporáneo. Salta a la vista que la multitud, la heterogeneidad y la diversidad –y añadan a estos términos todos los sinónimos que deseen- de procedimientos, técnicas y lenguajes –sí, afirmo que la música es un lenguaje en tanto que objeto emisor y transmisor de conocimiento- que el compositor o compositora puede emplear hoy día son cuando menos mucho más acentuadas que en tiempos anteriores. Pero no nos engañemos, el creador de hoy tiene ante sí un mar abierto: puede adentrarse hacia lo profundo sin miedo a alejarse de la orilla, puede nadar más cerca de tierra, con la silla del socorrista a la vista o, sencillamente, contemplar cómo llegan las olas, una detrás de otra.

Teniendo esto en cuenta y en colaboración con el Krater Ensemble, hemos planteado una breve aunque interesante entrevista para presentar Dos/Bi, A contemporary music inmersion, el nuevo proyecto de este grupo de músicos y artistas con base en Donosti-San Sebastián.

Como musicólogo podría decir que el discurso de un compositor acerca de su propio contexto creativo y de su obra es de una importancia fundamental –aunque siempre relativa- para la comprensión –si esto es posible- de su propuesta sonora. Sin embargo y más allá de fórmulas consabidas y afirmaciones que poco importan lejos del gremio de mi disciplina –cuyos límites, eso sí, están cada vez más diluidos-, es sugestiva la opinión que estos dos compositores de hoy tienen sobre algunas de las cuestiones que atañen precisamente a la posición del creador en la actualidad. Formación, tradición, lenguaje, arte e interdisciplinariedad son algunos de los conceptos a los que se alude en esta minientrevista realizada no por casualidad a Iñaki Estrada y Aurélio Edler-Copes, puesto que ellos son los autores de los estrenos absolutos que protagonizarán parte de los dos conciertos que Krater Ensemble plantea en esta inmersión: Bikota, para oboe y clarinete, e Infinite Walls, para violín y electrónica, respectivamente.

Una entrevista que tendrá sin duda su continuación en los foros de discusión que se abrirán tras sendos conciertos, en la misma Sala Club – Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián los próximos días 17 y 19 de junio, en ambos casos a las 20 h. Aquí los artistas no tendrán salida, podremos discutir con ellos y, lo puedo asegurar, tendrán que hablar.

Pedro Ordóñez: Iñaki y Aurelio, habéis vivido en varias ciudades. Roma, París, San Sebastián. Más allá de la formación: ¿qué creéis que os ha dejado cada una de ellas?

Aurélio Edler-Copes: La experiencia vital, las amistades, la posibilidad de conocer otras formas de vivir y de aprehender la realidad.

Iñaki Estrada: Las ciudades: te dejan la gente y la experiencia, el idioma, los afectos… es complejo. De Donosti tengo el arraigo, la tradición, dos idiomas… De París la experiencia, el hacer una mano a la música, los conciertos, la diversidad, ciertas amistades ¡y muchísima lluvia! también tengo el triste sentimiento de que lo que creí en su día diverso se está convirtiendo de a poco en un monopolio del IRCAM-Inter[Contemporain]. De Roma tengo la libertad, el aire y un cielo claro. Musicalmente no pasó nada, es una ciudad artísticamente echada muy p’atrás, una pena. Pero la experiencia con otros becarios, mis andanzas con la fotografía, la arquitectura… eso es algo que llevas siempre, aquello de la interdisciplinaridad (¡si es que aún sigue existiendo el palabro!).

Ah, de Londres: nada de nada, menudo chascazo el Royal College….

P.O.: ¿Pensáis que vuestra última obra es siempre la mejor?

A.E-C.: No necesariamente. Normalmente se dice que “la próxima será la mejor”. Tampoco lo creo. Pero la verdad es que me gustan mucho las que están todavía en la cabeza, en el mundo de las ideas, al mismo tiempo que me encanta que las ya escritas tengan vida y crezcan en las manos de los intérpretes.

I.E.: La última pieza no es la mejor o peor, pero es la que más denota las circunstancias del momento: intereses, fijaciones, descubrimientos propios o ajenos… Puede no ser la mejor, depende de dónde se sitúe en relación al proceso creativo que, normalmente, se desarrolla en más de una pieza. Mi trío Tangencias no es para nada mi mejor pieza pero sin ella no estaría ni de lejos donde estoy. Me hizo ver muchísimas cosas y avanzar o retroceder en ciertos lugares.

P.O.: Guardáis todo el material previo a la creación: borradores, bocetos, textos propios… ¿por qué?

A.E-C.: Todo no, pero bastante. Por una serie de razones… Quizás la partitura final sea tan sólo la “punta del iceberg”… Me gusta tener el registro del camino y de la investigación realizada en cada pieza.

I.E.: Y sí, lo guardo ¡todo, todo, todo!

P.O.: Sois conscientes de que utilizáis un lenguaje compositivo difícil de aprehender para la mayoría del público. ¿Creéis que es necesario conocer todo lo que rodea a una obra (técnica, aparato y justificaciones conceptuales, cualidades instrumentales…) para apreciarla o que es preciso dejar también lugar a lo instintivo

A.E-C.: No creo que sea difícil o, en todos casos, demasiado difícil de aprehenderlo. Tampoco me parece que haya que conocer todo lo que rodea a una obra para apreciarla. Cuando una obra nos arrebata, a un nivel profundo, no lo podemos explicar o justificar solamente a través de la razón.

I.E.: Lenguaje difícil… En primer lugar deberíamos aclarar si la música es un lenguaje, para mi nada de nada, no es siquiera discutible así que de ahí en adelante me baso n la interpretación de la pregunta: ¿que si lo que hacemos es incomprensible o difícil de entender? ¿Qué nos hace suponer que una persona aficionada a la música “entiende” una sonata de Mozart? Para mí una obra no se justifica por un texto, eso ha sido y es siempre aberrante. Puede entenderse mejor, pero los manifiestos siempre han sido un asunto más publicitario que otra cosa. Aclaras qué quieres hacer, por qué, y lo haces. Pero si el manifiesto se convierte en un manual de instrucciones es que tu música no sirve por sí misma… Tampoco me preocupa un público que en lugar de conocer busca reconocer. No es simplemente que no “entiendan” la música, tampoco lo hacen con el arte en general. La verdad es que no escribo más que para mí, así son las cosas. Tengo mis opiniones y mis afinidades. No me importa reconocer una buena partitura aunque deteste la estética. Y ahí está el error, asociar las filiaciones a la calidad.

P.O.: ¿Qué visión tenéis del pasado? ¿Cómo afrontáis la tradición académica y cómo os situáis en ella?

A.E-C.: El interés que pueda tener en episodios del pasado es algo que tiene más que ver con una curiosidad puntual que con la necesidad de seguir o dar continuidad a una serie de acontecimientos históricos. No obstante y por supuesto, mi trabajo es parte de una tradición musical –a la que debo mucho- y espero que pueda contribuir, a su manera, a enriquecerla y a llevarla aún más lejos.

I.E.: Estudié con José Luís Campana, alumno de Jacobo Ficher, a su vez alumno de Korsakov. Para mí la tradición es la base de la música. Todo es o se convierte en tradición. Lo que no lo hace simplemente no permanece largo tiempo, así de simple. Me sitúo como una línea más en el tiempo, un tiempo diferente, eso sí, pero básicamente con las mismas reglas. El contrapunto sigue vigente, la armonía… lo que cambia es la forma en que esos conceptos se interpretan tal y como ocurrió, por ejemplo, entre modalidad y tonalidad…

P.O.: ¿Estáis de acuerdo conmigo en que la voz sea quizás el instrumento que más cambios ha sufrido en el siglo XX-XI?

A.E-C.: Prácticamente todos los instrumentos de la cultura occidental han sido objeto de experimentaciones e investigaciones en el último siglo y la técnica instrumental, e incluso la lutería, en algunos casos ha avanzado considerablemente. No creo que la voz sea el que más haya cambiado, pero uno de los que más, eso seguramente.

I.E.: En cuanto a la voz: para nada! Escucha la voz en la ópera de Héctor Parra, ¿te parece un cambio tremendo respecto a cómo la usa Ravel en sus poemas de Mallarmé? La voz, más bien los cantantes, presenta una resistencia, que no un arraigo, tremenda. Claro que existen ejemplos puntuales pero, por poner un ejemplo absurdo: ¿dónde está el tratado de técnicas extendidas de la voz? Tienes el libro de Michael Edward y poco más. La voz en general, será cosa entre los cantantes y los compositores, no ha evolucionado a la altura de los demás instrumentos, a mi modo de ver. Claro que tenemos partituras como Thema, Stimmung… además de las del querido maestro de Aurelio Edler-Copes [Georges Aperghis], pero de ahí a que sea algo común, pues me parece que no… Habrá sufrido más cambios, pero es que no había sufrido cambio alguno… visto así?!?!?

P.O.: ¿Creéis que posible una “traducción” entre disciplinas? ¿Es posible relacionar arte, música y poesía más allá de sus limitaciones materiales hacia una convergencia interdisciplinar real? ¿Cómo es vuestra experiencia con artistas de otras disciplinas?

A.E-C.: “Traducción” quizás sea una palabra demasiado fuerte… “Diálogo” tal vez fuese más realista ya que no creo que se pueda, por ejemplo, “traducir” –en un sentido estricto- un cuadro o una poesía en música. No obstante creo que se pueden establecer paralelos o asociaciones entre diferentes disciplinas que permitan llegar a puntos de convergencia enriquecedores e interesantes artísticamente.

I.E.: La interdisciplinaridad, si es que el palabro existe, es posible, cómo no serlo. Todas las artes tienen puntos comunes y otros exclusivos. Crear puentes entre lo comunes así como servirse de los exclusivos no es para nada imposible. El asunto es, como siempre, equilibrar unos con otros. Yo he tenido experiencias con museos, con pintura, instalaciones… y lo que me llevo, más que el trabajo sonoro en si es la forma en que entiendo y entiende la otra parte el mismo trabajo o concepto, eso es lo que me enriquece. Eso mismo me ocurre con los instrumentistas, es otra disciplina al interior de la música….

Se me acaba la batería y ¡¡¡no tengo cargador!!! ¿Seguimos la discusión, o monodiscusión, en Donosti?

NOTAS

[1] Rafael Agredano, Texto fundacional de la Revista Figura, activa en Sevilla entre 1983 y 1986, citado en José Antonio Chacón, La Ruta del Arte Contemporáneo en Andalucía, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2004, p. 115.

Información

Sala Club – Teatro Victoria Eugenia
República Argentina, 2
20004 – Donostia-San Sebastián
Tel: 943 481160
Fax: 943 481969
E-mail: victoria_eugenia@donostia.org
Web: http://www.victoriaeugenia.com

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