Hay varias maneras de actualizar la zarzuela. Una de ellas podría ser incentivando nuevas composiciones, lo que seguramente tendría poco éxito entre los profesionales de hoy en día. Otra sería reponiendo zarzuelas conocidas dirigidas por los más vanguardistas directores de escena, lo que con alta probabilidad supondría la desbandada de su público habitual sin atraer a otros nuevos, caso del Teatro Real. Y por último, redescubriendo zarzuelas que se hubieran quedado en el olvido. De las tres, parece que Paolo Pinamonti, el director del Teatro de la Zarzuela, ha seguido la última opción a la hora de programar El Juramento, con texto de Luis de Olona y la buena música de Joaquín Gaztambide. Y, de nuevo, da en la diana. Pues la obra, aunque endeble en la trama, destaca en lo musical, como muchas óperas conocidas y reconocidas.
Claro está que en este empeño tiene como director de escena a Emilio Sagi, que fue director del Teatro de la Zarzuela y actual director del Teatro Arriaga de Bilbao. Director que da brillo y color al montaje, sobre todo, a sus números musicales. Gracias a que le acompañan la dirección de orquesta, a cargo de Miguel Ángel Gómez Martínez, las voces, al menos las del primer reparto que es en la que se basa esta crónica, así como todo el equipo técnico.
Es una lástima que ese funcionamiento en lo musical no se halle al mismo nivel en las partes habladas. Lo que hace que la excelencia y la transformación que sufren algunos de los cantantes en los números cantados no se encuentren en los parlamentos. Partes que hacen avanzar la trama, el embrollo, y que se deben cuidar por el bien del espectáculo. Una necesidad que habitualmente el aficionado a la música pasa por alto, se hable de ópera o de zarzuela. Y, tal vez, sea un error del director de escena que marca cierto tono chulesco en la forma de decir y de hacer que no le va a la obra. Entre otras razones porque la trama es un lío amoroso entre aristócratas al que asisten sus criados, el pueblo.
De nuevo, al público, esta vez público de la zarzuela, ni le importa ni le molesta, ya que esa forma de decir es lo que espera, a lo que se le ha acostumbrado y la aplaude y reconoce como propia del género. Y es lo que permite dar ese toque o tono de comedia ligera, de vodevil, que tiene la obra. Así que lo que teatralmente se pierde por un lado, se gana, teatralmente de nuevo, por otro. En uno de esos equilibrios que tan difíciles son de conseguir en escena. Y que en este caso hacen volar la obra como si se hiciese un viaje en globo, de una forma suave y proporcionando una brisa fresca y leve en la cara. Haciéndole olvidar al espectador que está muchos metros por encima del suelo. Flotando, como las cometas que se vuelan escena.
El caso es que esta historia de amor imposible entre una joven pobre y un noble en el siglo XVI, se ve, se escucha y se sigue, hasta su apoteósico final, como un cuento. El cuento que lee una niña durante la obertura. Y se ríe o se sonríe como esas comedias de humor blanco y sofisticado del Hollywood clásico. Una obra que en su conjunto haría felices a todos aquellos aficionados que buscan en los grandes teatros de ópera lo que estos ya no le pueden dar. Voces que juegan con la música, y un cierta estética que sin traicionar lo tradicional, no fuera mera copia del pasado. En definitiva, un buen espectáculo y un buen rato. El público habitual del Teatro de la Zarzuela sabe que este teatro se lo proporciona y lo mantiene en secreto. Así puede aplaudir cuando le place y como le place gracias a esa conexión simple, sencilla y directa que se establece, al menos en esta obra, entre los profesionales que la suben a escena y el público que se sienta en las butacas. Sin necesidad de más mediación. Y así, al director del teatro, en vez de “salirle el tiro por la culata”, da en el blanco y se apunta esta temporada otro tanto.
Mientras tanto si un libretista y un compositor de hoy en día se despista y llega al teatro, a lo mejor se anima al ver esta zarzuela, se escribe una incorporando las sonoridades contemporáneas y va Pinamonti y se la estrena. Y, como sabe dónde tirar la bala, quizás hasta acierta.
Referencias
- Web de El Juramento del Teatro de la Zarzuela (en español)
- Video sobre la producción de El Juramento del Teatro de la Zarzuela (en español)
- Web del Teatro de la Zarzuela para descargar sus publicaciones (en español)
- Artículo de El País con fragmentos en vídeo de El Juramento (en español)
- El juramento, producción del 2000 en You Tube (dividido en 11 partes) (en español)
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