Presentamos aquí dos piezas de una singular formación que, si necesitáramos catego- rizar, deberíamos incluirla en las formas más libres del jazz contem- poráneo. El Quinteto Cova Villegas –formado actualmente por Cy Williams (guitarra, kalimba), Diego Gutiérrez (batería), Jorge Frías (contrabajo), Idelfonso Rodríguez (saxo tenor, clarinete bajo, hulusi), así como por la cantante que le da nombre- es un grupo afincado en León que pasea por Europa su muy personal forma de hacer música.
Ahora han grabado su segundo CD, titulado “Free space” (del que ya hablamos en una reseña reciente), y a cuyo hilo escribe este sugerente texto el poeta Fernando Menéndez. Proveniente del material que finalmente no ha sido incluido en el disco, presentamos las dos piezas que pueden escucharse desde los reproductores que se encuentran debajo del texto: Tres palabras y Los piconeros.
EL NÚMERO ACASO EXISTIERA COMENZARA Y CESARA SE CIFRARA ILUMINASE
Haciendo astillas de Mallarmé, sentado ya en el mimbre creo que “Free space” (Quinteto Cova Villegas, Clamshell Records) es el globo terráqueo que de niño no tuve. Quizá por eso el jazz y desde tan pronto: que un imberbe, como si fuera un cátedro de Oxford, pusiera el dedo al azar en cualquier rincón del mundo y dijera: yo estuve ahí.
“Cae la pluma rítmica suspendida de lo siniestro para sepultarse en las espumas originales”, y este nuevo golpe de dados para revelarme que en un pajar cinco músicos cuestionan melodías y socavan ritmos. Pájaros endémicos con una “X” en su trino. Un quinteto lo cuento con los dedos de mi mano:
Cova
Cy
Diego
Jorge
Ildefonso
ornitologean al Duque (“Sophisticated lady”) y masajean a Dave Holland (“Conferencia de los pájaros”) en un octubre que antes mayeaba.
Cae la pluma rítmica en las espumas originales y por los cortes de “Free space” se desliza con especial empeño la intriga melódica. El ritmo, en cambio, siempre es cumplidor, asume sus tareas aunque se agite. Y la voz de Cova Villegas –laribamba larimbambamplanerella laribambamositerella leiramombaririlanla lirilam- pide atención, audiencia neonata a pesar de los pases. “Silencio la tierra va a dar a luz un árbol”, el consabido quinteto con solista muta introducciones hasta aparentarlas en finales; se demora porque en la demora está la libertad. El mundo, el verdadero, el soterrado, es de quienes leen antiguos repertorios; de quienes vanguardizan lo castizo. A Don Álvaro Carrillo (“Un poco más”), que imagino con nocturnidades y alfiler de nácar, lo revisten de dulce intemperie la garganta de la Villegas, la guitarra de Cy Williams.
Pero a la luz de interrogatorio o celosía de confesionario la verdad apura: Quinteto Cova Villegas es un grupo subversivo pues subversivo es todo lo que pretende sacar de quicio a tanta vida enquiciada. Y el quicio, el frame palúdico del jazz, es lo atmosférico o por simular incisión: el ultrahibridismo. Pues nada de eso, el jazz desalambra: como desalambra el aristosaxo de Ildefonso Rodríguez y el contrabajo y la batería de Jorge Frías y Diego Gutiérrez: nórdicos y concentrados los dos últimos, nada vaporosos, como retumbando en ellos la sangre nunca citada del oficio, aunque se tocara, y miren hasta dónde vuelvo, en el mismísimo Club de la Serpiente.
Sin salir del mimbre repaso mi vida y me veo mitad estándar mitad inesperado. Pero en este caso cada parte de la fracción se desinhibe según el momento. Cuando te crees estándar irrumpe, ornitológicos ya para los restos, la excepcional versión en “Free space” de “Xilguerín parleru”: altazor contra el academicismo musical y la adicción al estribillo. Tema original de la canción popular asturiana, en “Free space” se convierte en crisol espacial y temporal.
Como todo oído tiene su escaparate y su trastienda, es importante el inventario de los ultramarinos: álbum de brillante retaguardia: su base rítmica, sus efectos sonoros, percusivos completan la geometría de un sonido muy cenital, con pocos ángulos oscuros.
Y permítanme, para acabar con rotundidad ajena –pues voy camino de caer en un recalcitrante circunloquio- citar de nuevo al maestro Huidobro: “La poesía no debe imitar el aspecto de las cosas sino seguir las leyes constructivas que son su esencia y que le dan la independencia propia de todo lo que es.” Que lo que vale para lo poético valga para lo jazzístico. Y así es. Así lo demuestra Quinteto Cova Villegas con su “Free space”. Y yo aumentando mi dilatada banda sonora. Fuera por fin del mimbre y la vigilancia.
Fernando Menéndez
Tres palabras
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Duración: 10’16″
Los piconeros
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Duración: 13’20″
Etiquetas:Improvisación, Jazz, Literatura, Música tradicional, Música vocal, Quinteto
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