Viendo un espectáculo como The Indian Queen de Henry Purcell en el Teatro Real surgen muchas preguntas. ¿Por qué esta excelente música no inte- resa? ¿Por qué muchos espectadores presentan los ojos cerrados (dejaremos en la duda su estado de consciencia)? ¿Por qué los hay que no vuelven después del intermedio? ¿Por qué hay algunos que aplauden como si les fuera la vida en ello? ¿Por qué? ¿Por qué? Las respues- tas están en el escenario. Buenos can- tantes pero irregulares actores y no muy buenos bailarines bailando no muy buenas coreografías. El uso del método, la poética y la estética de Bill Viola para vestir y mover un coro en el escenario que casa con la pobre escenografía de Gronk como un Cristo con dos pistolas. Una escenografía que en vez de aclarar confunde. La arbitrariedad, más arbitraria, en la vestimenta. Y tal acumulación de pobreza, de pobreza imaginativa, que por mucho que diga Vela del Campo en El País, esta obra resulta una tomadura de pelo. Lo que explica esa falsa intelectualización que acompaña al programa. Falsa pues no es más que el uso de un lenguaje rebuscado para decir lo que son nada más que datos académicos (¡lo que tarda en explicar lo que es la corbata en el escenario!) que poco aportan a la comprensión de la obra (sólo hay que compararla con el video explicativo de Téllez para darse cuenta que tanta complejidad es innecesaria). Si a esto se le añade que el otras veces eficaz, y más que eficaz, director musical, Teodor Currentzis, impone a la orquesta un tiempo moroso, más allá de lo que pide la obra, el desaguisado está cocinado y servido.
A este espectáculo le falta cabeza, dirección, visión y entusiasmo por el material que se traen entre manos. Nadie pone en duda que la colonización fue una cosa de hombres que seguramente produjo muchas dudas en las mujeres. Tanto en las que llegaron con la intención de cristianizar como las que, perteneciendo a la clase superior de los indígenas, desposaron con el fuerte hombre blanco que mataba a su pueblo. ¿Realmente lo eran esos muertos de hambre que llegaban desde España en busca de fortuna? Eran otros tiempos. Tiempos en los que la espada imponía una forma de hablar y el cuerpo a cuerpo sucedía en la cama y en el campo de batalla. Algo que se debería haber tenido en cuenta a la hora de actualizar este artefacto musical, tanto en el texto como en la escena. Pues un clásico, por poco representado que sea, por muy recuperado que esté, es un clásico porque tiene una verdad para los seres humanos que lo disfrutan en cualquier época. Una verdad que cambia y se disfraza según la época pero que contiene algo rocoso que resiste y ha resistido al tiempo. Y que ofrece, a quien lo chupa, un sabor mineral y, a quien lo toca, una textura que tampoco es del gusto de todos.
No es de extrañar, que lo que se oye y se ve se convierta, para el que asiste despierto a la representación, en una ilustración banal. Desde la propia música, lo más cuidado del montaje, poniendo de manifiesto, una vez más, que el interés de Mortier es lo musical y entiende lo escénico como ilustrativo, por mucho que le pese a muchos. Incluida esta pretendida recreación contemporánea de la semiópera inglesa. Pues actualizar no es sustituir elementos antiguos por contemporáneos. Tampoco llenarla de referencias a la actualidad para acercarla al público, y menos aún a un público que desconfía de todo lo que le huele a o enseña la patita de contemporaneidad. No, el arte del pasado no se convierte en arte del presente porque los actores usen boxers, lleven trajes de camuflaje, empuñen metralletas y beban cerveza con los amigotes en Chiapas para relajarse entre riot y riot. Si a eso se le añaden que algunas voces, no muchas, tienen un fondo de musical americano, un deje, una resonancia, solo cabe calificar el espectáculo de despropósito. Aunque sea bienintencionado, pues en esta propuesta, ante la oscuridad y cierto aire de desprecio que siempre desprende la imagen de Currentzis, se encuentra el amable, cercano y cariñoso director de escena Peter Sellars. Pero, ya se sabe, de buenas intenciones está el cementerio de los espectáculos lleno. Y cualquier defensa de los mismos siempre resultó un ataque al arte.
Referencias
- Web oficial del Teatro Real de The Indian Queen (en español e inglés)
- Video promocional de The Indian Queen (en español e inglés subtitulado en español)
- Análisis de The Indian Queen por José Luis Téllez para el Teatro Real (en español)
- Críticas de The Indian Queen recogidas en la revista Beckmesser (en español)
- Teaser de la Ópera de Perm para The Indian Queen (en ruso)
- Encuentro con Peter Sellars sobre The Indian Queen en la Ópera de Perm (en inglés con traducción simultánea en ruso)
- Lista de reproducción de The Indian Queen en YouTube
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